En una ciudad había una estatua de un príncipe feliz. Un dia la estatua
le contó llorando a una Golondrina que antes el vivía en el Palacio de
la Despreocupación, en el que no se permite la entrada al dolor. Pero
ahora podía ver toda la tristeza de su pueblo y quería que la golondrina
entregara todas sus joyas que lo cubrian a los pobres.
La golondrina lo hizo y murio a sus pies.
El alcalde mandó tirar la estatua.
Tráeme las dos cosas más preciosas de la ciudad -dijo Dios a uno de sus
ángeles,
Y el ángel se llevó el corazón del príncipe y el pájaro muerto.
-Has elegido bien -dijo Dios-. En mi jardín del Paraíso este pajarillo
cantará eternamente, y en mi ciudad de oro el Príncipe Feliz repetirá
mis alabanzas.
Marian esto no salía en la hoja del cuento.
ResponderEliminarpero esque tengo un libro del principe feliz y e copiado un poco
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